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martes, 7 de abril de 2020

CONCENTRACIONES DE DIOXIDO DE NITROGENO EN LA TROPOSFERA DE LA REGIÓN METROPOLITANA Y SU RELACIÓN CON EL ESTALLIDO SOCIAL DE OCTUBRE Y EL COVID19.

Ernesto Ortiz
Observatorio Ambiental Algarrobino

A comienzos del siglo XXI, la nave espacial AURA fue enviada a la orbita terrestre a estudiar la contaminación del aire, entre otras cosas. Quince años después, los Instrumentos de Monitoreo de Ozono (IMO) han observado cambios significativos en un contaminante clave: el dióxido de nitrógeno (N2O). 

Comparado con el rol del carbón en los estudios de cambio climático, ha habido poco debate público con respecto a la necesidad de tomar acciones de control sobre las cantidades de nitrógeno que se producen a nivel mundial y que no se reciclan.

El N2O es un gas con mal olor. Una parte del N2O es producido en forma natural en la atmósfera durante las tormentas eléctricas, otra parte es formada por las plantas, el suelo y el agua. Ahora bien, aproximadamente sólo el 1% del N2O que se encuentra en la atmósfera es formado de manera natural.

El N2O es un contaminante clave, ya que contribuye a la formación de SMOG fotoquímico que pueden ocasionar grandes impactos en la salud humana. El principal efecto es un incremento en la probabilidad de contraer problemas respiratorios; inflama los pulmones y puede reducir la inmunidad a infecciones pulmonares. Esto puede causar tos, resfríos, neumonías, influenzas y bronquitis. En personas asmáticas puede causar ataques más frecuentes y mas intensos.
Entre los efectos ambientales del N2O se puede mencionar que, al interactuar con el agua, el oxígeno y otros químicos en la atmósfera, forma la lluvia acida que amenaza ecosistemas sensitivos tales como humedales, bosques nativos, etc. Las partículas de nitratos generan una suerte de niebla que impide la visibilidad, mientras que el N2O liberado a la atmósfera va a contaminar las aguas costeras.

El N2O llega al aire principalmente a través de la quema de combustibles fósiles; los tubos de escape de autos, camiones y buses dan cuenta del 80% de la contaminación en las ciudades. Las plantas termo eléctricas y los equipamientos todo terreno dan cuenta del otro 20%.

Dado los antecedentes presentados y dados los acontecimientos ocurridos en el país, llámense ‘estallido social’ y ‘COVID19’, se hace interesante poder saber si estas disrupciones al quehacer normal han afectado en algo las emisiones de contaminantes, particularmente N2O, que se pueden cuantificar sobre la Región Metropolitana.

La hipótesis fue que, la inmovilidad ciudadana e industrial de la Región Metropolitana, primero producto del ‘estallido social’ y luego de la pandemia ‘COVID19’, debería bajar los niveles de N2O presentes en la atmósfera.

Para poder poner a prueba la hipótesis se obtuvieron cuatro imágenes del Satélite SENTINEL 5, correspondientes al 9 de agosto, 10 de septiembre y 20 de octubre del 2019, y al 21 de marzo del 2020. Todas las imágenes fueron tomadas entre las 18:00 y las 21:00.

La Figura 1 muestra la concentración de N2O el día 9 de agosto de 2019, antes del ‘estallido social’ y de la aparición del ‘COVID19’. Se puede observar que la concentración de N2O superaba los 600 micro moles por metro cuadrado.

La Figura 2 muestra las concentraciones de N2O en la tropósfera de la Región Metropolitana en las fechas indicadas; se mantiene una misma escala para facilitar la comparación. Podemos observar que efectivamente la concentración de N2O en la tropósfera a disminuido considerablemente en comparación a los niveles que se observaban antes del ‘estallido social’, lo mismo ha ocurrido con la aparición del ‘COVID19’. Mientras en las imágenes de antes del ‘estallido social’ las concentraciones de N2O superaban los 250 micro moles por metro cuadrado, después del ‘estallido social’ las concentraciones de N2O no superan los 150 micro moles por metro cuadrado. Si comparamos las imágenes del 20 de octubre de 2019 y del 24 de marzo de 2020, también se puede apreciar que, hasta el 24 de marzo, la reducción en emisiones de N2O fue mayor durante el ‘estallido social’ que durante el ‘COVID19’.

Probablemente lo más valioso de poder mostrar este tipo de fenómenos, es que demuestra claramente que los niveles de contaminación observados en la atmósfera, y por ende la emergencia climática que estamos sufriendo, son una acción directa de las actividades humanas. Todavía estamos a tiempo de rectificar y comenzar a construir una sociedad más justa, donde la explotación de recursos naturales se lleve a cabo para satisfacer necesidades primarias y no para satisfacer la ambición sin límite de las sociedades de consumo actuales.


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1 comentario:

  1. EXCELENTE INFORMACIÓN E INVESTIGACIÓN AHORA HAY QUE VER COMO HACERLA LLEGAR A LA POBLACIÓN SALUDOS. LEONARDO

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