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martes, 18 de agosto de 2020

CARTA ABIERTA A ALGARROBO

Por Humberto Lucero Boisier
Arquitecto


















Algarrobo es una comuna costera nacida desde la ruralidad en el año 1945 (ex fundo Las Papas) contando hoy con aproximadamente 15.000 habitantes permanentes. 

La ocupación de su borde dio origen a un centro urbano de tipo balneario, donde fue conformando su destino en torno a la naturaleza. El mar como puerto menor y caleta de pescadores; el árbol que cobija la sombra acogedora, la práctica de deportes náuticos y la arena de sus playas dispersas que permite disfrutar del sol y del baño; los enclaves naturales como la Isla de los pájaros y humedales que acogen flora y fauna en su máxima expresión. En definitiva se ha construido un modo de vida en torno al mar y su naturaleza.
El mar, la vegetación, su flora y fauna son consideradas bienes y en torno a su borde costero la vida tiene lugar. Su toponimia da cuenta de ello: El Canelo, árbol sagrado del pueblo mapuche; Algarrobo, nombre de árbol típico de la zona norte de Chile muy importante en la alimentación de culturas prehispánicas; El Yeco, nombre de un cuervo marino; Mirasol, evoca hermosos ocasos; Tunquén, nombre indígena que significa tierra partida y que da cuenta de la hondonada que acogió algunas actividades espirituales de la cultura Llolleo; o el Islote Pájaro Niño que da cuenta del anidamiento de pingüinos de Humboldt.

La diversidad de bienes con que cuenta su territorio ha sido atractivo hoy en día para el desarrollo del turismo del ocio, donde importantes emprendimientos inmobiliarios se han apoderando del borde costero, propiciando la llegada de nuevos habitantes en núcleos cerrados sin que su aporte sea significativo para el desarrollo de la ciudad. No existen reales soluciones a la congestión vehicular o servicios sanitarios sino que este fenómeno ha contribuido aun más al deterioro de su infraestructura, al tiempo que los recursos son cada vez más escasos para mantener los mayores servicios que una ciudad en expansión requiere.

Ello lleva a concentrar los escasos recursos en las áreas más necesitadas de la comuna, en desmedro de aquellos sectores más alejados, haciendo que estos se sientan discriminados y ajenos al destino de la ciudad, mientras los nuevos emprendimientos inmobiliarios hacen uso y abuso de aquellos sectores que carecen de inversión o protección de sus cualidades ambientales y paisajísticas. Se puede constatar la corta de árboles, relleno de quebradas y humedales, extracción de arenas sin que exista una planificación y urbanística adecuada generando así un territorio desordenado, estropeado y desaprovechado, el cual más que crear desarrollo agudiza el deterioro del medio y la calidad de vida de sus ciudadanos generando cada vez mayor congestión, contaminación y segregación. En este orden de cosas, uno de los deterioros del medio más expuestos que observamos en Algarrobo tiene que ver con los humedales. Los humedales están entre los ecosistemas más degradados y amenazados en Chile. Su relevancia como fuente de biodiversidad exige reflexionar sobre cómo utilizarlos y protegerlos.

Algarrobo en su borde cuenta con innumerables humedales y santuarios de la naturaleza, ecosistemas frágiles, algunos de los cuales ya han sucumbido por el avance inmobiliario. La pérdida de estos sistemas, aparte del daño ambiental, va deteriorando la capacidad de la ciudad de sostener su vocación de con-vivencia con la naturaleza y, por ende, garante de la protección de la vida.

Tunquén, hasta ahora ocupado sólo en sus mesetas, ha incorporado mediante el plano intercomunal el valle de la hondonada al área urbana de Algarrobo, liberando un sector de playa para desarrollar proyectos inmobiliarios. La incorporación como área urbana de un enclave distante de la ciudad como Tunquén o Algarrobo Norte, o Mirasol y El Yeco, plantea el desafío de cómo incorporarlos efectivamente al destino de la ciudad.

En Algarrobo cada vez la orilla del mar está más vedada al espacio público. Hoy, el turismo en muchas ciudades costeras es su gran potencial de desarrollo. Sin embargo, este no sólo debe centrarse como negocio inmobiliario, sino también en el cuidado de sus bienes naturales, como fuente de recursos para proteger la calidad de vida de sus ciudadanos.

Se trata de recuperar un destino para Algarrobo, poniendo en valor sus recursos naturales para así conformar una ciudad en armonía con el medio. Hoy, la tarea es definir la línea base que oriente una imagen objetivo con la cual otros desarrollarán los proyectos específicos. Se trata de construir un borde costero coherente y garantizar el acceso al borde del mar como un derecho. Hacer del borde costero el gran espacio público de la ciudad, reconociendo cada enclave como parte de una ciudad con sus diversidades y fortalezas. La ciudad no formada por barrios sino por remansos a los que hay que descubrir, ese es su encanto.

Tunquén no es un barrio. Tunquén es un Santuario de la Naturaleza donde la protección del agua es la protección del sistema biodiverso para la flora y fauna. En consecuencia, es un patrimonio natural que debe ser protegido evitando cualquier intervención que pueda afectar su permanencia. Luego habrá que estudiar urbanizaciones que protejan el agua como fuente de toda forma de vida y en eso a la autoridad le corresponde una especial responsabilidad. Todo esto aún es posible, con voluntad, con participación, con recursos extraordinarios, con participación de propietarios, con dirigentes sociales, corredores de propiedades…

Algarrobo como un modelo de urbanismo sustentable único, cuyo primer elemento unificador de desarrollo será construir una red de caminos que facilite los accesos a estos remansos urbanos. Grandes extensiones cubiertas de árboles frondosos que pinten de verde el borde del mar y otorguen la sombra y oxígeno necesario al espacio público y además acoja el descanso de las migraciones de aves. Recuperar el agua en los humedales, el agua del mar y su orilla de arena. Recuperar zonas verdes.

Ese es el desafío hoy; por eso Tunquén reclama atención de las autoridades para proteger en forma urgente la biodiversidad puesta en riesgo con proyectos inmobiliarios estableciendo normas urbanísticas claras que apunten a su protección.

5 comentarios:

  1. Humberto se agradece esta columna de opinión, el traspaso de conocimientos e información son fundamentales para el desarrollo de nuestros territorios, única forma, además, de incentivar la participación de todes. #Involucrate

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  2. Humberto, me parece un buen analisis desde el punto de vista de como ha sido ocupado fisicamente en el tiempo el territorio. Y tambien planteas el criterio que se ha empleado para ello. Inmobiliario de ocupacion destruyendo y apoderandose de ambientes naturales unicos, aumento de habitantes sin aportes a la ciudad,entre otras. Cuestion que comparto y he comentado en publicaciones anteriores. Pero en algo no estoy de acuerdo con tu planteamiento, deduces o dejas ver que esto continuara y eso te deja pesimista. Para mi Algarrobo ya no es balneario, es ciudad. Dejemos de pensar que es balneario porque ese planteamiento nos sigue llevando al uso y abuso como tu dices. Algarrobo ya es ciudad de 15.000 habitantes, por lo tanto ya no es el tema de como traer turistas o de pasar vacaciones o de ir a la playa o tener una segunda vivienda o dedicarse a paseos nauticos o un estilo de vida artesa o artistico, entre otras. Eso ya no es asi y que bueno que dejo de serlo. Ahora es una ciudad con sus meritos en servicios, en urbanismo, en actividad economica, en desarrollo social, entre otras. Ya no es ocupar el territorio, ahora es como vivimos en el territorio, que hacemos en el. Esto es ya mucho mas que el negocio de un balneario. Esto estan asi, que las personas que pensaron que se venian a vivir a la costa a un lugar rural-costero tranquilo y algo sin mucha gente, etc, ya sienten que no es asi. Entonces, ahora, desde tu mirada de arquitecto y urbanista, necesitamos soluciones para una ciudad en crecimiento. De esa manera tendremos la vision integral de desarrollo que buscamos. En una ciudad otros son los temas, las añoranzas no sirve en esto. Por eso es tan deficiente la labor municipal actual y no llega a todos los sectores, siempre va tres pasos atras de lo que sucede y se requiere.En la parte rural, el cambio es dramatico. Por ejemplo, separar lo rural con lo urbano, solo lo hace un balneario, y no una ciudad. Reconozco que hay personas que insisten en el negocio de balneario pero eso ya no es sostenible, por un sin numero de factores.

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  3. Buenísimo el análisis y la historua de lo que ha pasado a lo largo de los años.
    El problema es cual es la solución a la invasión inmobiliaria sin planificación vial y territorual alguna, con decenios de administraciones municipales que otorgan permisos de contrucción sin ninguna visión de futuro. La parte norte de Algarrobo es sin duda la más afectada.

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  4. Mientras las inmobiliarias tengan puertas y bolsillos abiertos en los estratos municipales, es poco lo que se puede hacer. Por muy bueno que sea el análisis y la intención del autor, sin un compromiso serio, responsable y democrático del gobierno local, difícil. Los intereses de pocos ahogan a los de muchos. Debemos partir por saber a quiénes ponemos de autoridades. Hasta hoy, ninguno da el ancho. Y Algarrobo está como está.

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  5. Algarrobo es bien especial, como dice Patricio, es una ciudad de más de 15.000 habitantes, pero su desarrollo inmobiliario hace que se vea muchas veces como un pueblo fantasma. Con edificios de cientos y miles de departamentos como algo habitual y la parcelación de los fundos en Alto Algarrobo, la comuna tiene capacidad para varias veces esa cantidad.

    La tasa de desocupación promedio es sumamente alta, existe una oferta permanente de arriendo y venta que demuestra un problema no solo económico, que no tiene como origen los sucesos de los últimos años. Es posible que las unidades y el mercado se encuentren bajo una burbuja con precios excesivos, pero no deja de ser evidente que fuera de un par de actividades la economía de la comuna no permite que la ciudad de algarrobo sea considerada realmente una ciudad sino un pueblo balneario donde su actividad es la pesca artesanal, la venta de bienes de primera necesidad y pequeños emprendimientos.

    Con la venta de los predios agrícolas productores y el fin de la explotación maderera existe muy poco sustento de actividades comerciales, basta ver cuanto tiempo lleva en venta y en desuso la ex-embotelladora de CocaCola. La preocupación de los alcaldes en fomentar su reutilización es nula, mostrando un enfoque exclusivo en la feria artesanal y el bienestar de la tercera edad, no es que esté "peinando la muñeca", Algarrobo es una comuna de edad avanzada.

    Para poder crear una ciudad se requiere de una actividad, hasta ahora, la actividad es el turismo y enfocado al descanso con deporte náutico, sería conveniente que las estrategias se alineen en ese sentido. Al menos mientras no se disponga de otra alternativa.

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