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lunes, 2 de marzo de 2020

SECTORES ALTOS DEL TABO, LA SILENCIOSA REALIDAD. Opinión

Por: Cristian Fernández Terán
Diseñador en Comunicación Visual

Por estos días, en ningún caso podría resultar extraño que en un tranquilo lugar, como lo es nuestro querido El Tabo, ocurran las mismas situaciones que nos tienen indignados a nivel nacional y que fueron capaces de detonar toda la vorágine de sucesos y acontecimientos en los cuales hemos estado inmersos cuál más, cuál menos, estos últimos cinco meses.

La élite político empresarial chilena está singularmente resentida frente a un inmenso contingente humano que ni en sus peores pesadillas, soñaron podría transformarse en el tan mentado "enemigo grande y poderoso".

Y así fue, frente a nuestras propias narices quedó revelada nuestra precaria realidad. Una realidad pletórica de desigualdades, realidad de opresión y agobio a los ciudadanos, autoridades corruptas comerciando hasta el último granito de recursos que son de nuestro dañado mundo, enriqueciéndose codiciosamente con actividades ilegales dignas de un universo paralelo del cual no formamos parte.
Al parecer, la vida se encarga cada cierto tiempo de remecernos y enseñarnos el verdadero camino. Un camino donde nuestros jóvenes nos llevaron la delantera y ganaron posiciones destacadas con una visión mucho más clara y crítica. Ellos son por lo tanto, dueños de una nueva forma de hacer sociedad, una manera que da al traste con los antiguos cánones de sociedad tradicionalmente hetero normada.

Y creo firmemente, dentro de todas las carencias, que afortunadamente fuimos capaces de no traspasarles nuestros fantasmas y finalmente apoyarlos en esta nueva era.
Así también honramos la experiencia, voluntad y perseverancia de nuestros padres y generaciones anteriores, lo que nos permitió de alguna forma un primer atisbo de rebeldía y experiencia.

Si bien, tan pronto la adultez nos cubrió con su manto, la comodidad y desidia vencieron aquel grito rebelde reduciéndonos a simples esquemas productivos, generadores de actividad económica, simples números y nada más. Nos privaron tempranamente de una educación pensante y ahora sabemos por qué. Nos drogaron para hacernos adictos a una felicidad digna de "Un Mundo Feliz" de Huxley y dejarnos sin razón, nos arrancaron la vida, para que como autómatas creyéramos que nuestro premio mayor era permanecer en torno a una parrilla un domingo cualquiera o participar de un icónico almuerzo dentro de un jardín artificial de un Mall cercano. Nos obligaron a cercar nuestros hogares y a encerrarnos en ellos, porque así divididos éramos mucho más dóciles.

Una vez que fuimos conscientes de nuestra fragilidad individual, también nos sorprendimos con nuestra enorme fuerza social y cuán bien nos sentimos con ello, por fin pudimos volver a ser y a hacer comunidad.

Y es a partir de estas comunidades donde podemos buscar las reales necesidades que nos movilizaron. La eterna promesa de agua potable para el sector Alto de nuestra comuna, ¿será acaso que no representamos un buen negocio?, la gran cantidad de población adulto mayor, la irregularidad y falta de oportunidades para la edificación de viviendas, la acumulación de basura, la escasez de colegios para los hijos de las nuevas familias residentes en la comuna, la capacidad de atención profesional en salud, etc., temas cuestionados a nivel nacional de los que tristemente, somos fieles exponentes.

Por lo anterior, cada vez es más urgente la necesidad de contar con una buena representación pues NO tenemos presencia en el gobierno municipal. Tenemos lo que nos quieren ofrecer, aquello que desde sus alturas deciden para nosotros, sin una base de conocimiento real, sin saber si es realmente lo que buscamos, sin calle...

Deseo hacer eco en las comunidades, en las organizaciones, en los grupos formados en torno a diferentes objetivos: busquemos nuestros propios consensos, trabajemos nuestras particulares ideas, desarrollemos pautas que de verdad sean nuestro reflejo, mandatos sociales que nazcan de nuestra fraternidad y sobre todo, informémonos, investiguemos, seamos solidarios, busquemos vecinas y vecinos idóneos para que nos representen, que sean capaces de mirar de frente a la gente y dar la espalda al poder.

Apoyemos nuestras bases territoriales. Recordemos siempre que la real soberanía consiste en la acción directa de las comunidades hacia sus gobiernos, cuando esto no se logra y no se traspasa esta silenciosa realidad, difícilmente podremos avanzar como sociedad.

" Las opiniones vertidas son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan necesariamente el pensamiento de Algarrobo Digital "

2 comentarios:

  1. Las emociones son el fuego que moviliza la mente y el cuerpo. Lo señalado aquí es una versión de la realidad de lo ocurrido desde Octubre y que sirve muy bien a la causa de pensar, reflexionar y racionalizar (todos sinónimos) acerca de la elección de las personas que se quieren subir al carro del poder y que van a tener la potestad de interferir en nuestras vidas para bien o para mal.
    No creo que haya posibilidad ninguna de aplicar criterios socialistas (por poner algún mote que sirva para situarnos en contexto) y creer que el poder lo ejerceremos nosotros los ciudadanos de la calle.
    La vocación de poder la tienen algunos con suficiente ambición como para mamarse el inconveniente de andar en los discursos y dedicar gran parte de sus vidas (si no, toda) a la causa del ego.
    No niego que hay tipos geniales que cambian el mundo. Lo malo es que generalmente los matan o aquellos que atornillan al revés y sacan toda el agua para su molino, se aburren de sus buenas obras porque atentan en contra de las ganancias a manos llenas, y entonces les aplican la zancadilla fatal o la quitada de piso, tal como lo hace la Cia con los gobiernos que dejan de ser "amigos" o que no se dejan domesticar.
    Las expresiones de Cristián van de la mano con la toma de consciencia general conque una buena parte de los chilenos hemos sido remecidos tras la erupción social de Octubre.
    El 21 de Diciembre del 2012 no ocurrió lo que algunos interpretaron de la mitología Maya como el “fin del mundo”, cuando en realidad se debía entender (emocionalmente) como el rayo cósmico que vendría desde el centro de la galaxia a cambiar nuestra consciencia y con ello nuestra percepción del mundo, de la vida y de la naturaleza toda (por decirlo de alguna manera). Sería, en términos criollos, como pegarse un alcachofazo y de pronto comprender los paradigmas de nuestra circunstancia como seres humanos.
    Lo de acá, esto terrenal y callejero, ha sido bestial. Sin embargo, la raza es lo que es, y el asunto no va a cambiar de la noche a la mañana, ni los pillos se pasarán a buena gente, ni los que producen las cosas que comemos se pondrán a elaborar maravillas sin sellos, ni los abusadores dejarán de saciar sus apetitos con el prójimo, ni los que ansían el poder se volverán amantes de la vocación de servicio.
    Lo dicho, la raza es lo que es, y estamos en guerra entre nosotros y el poder desde Caín y Abel. Unos cuantos países, como Finlandia, Dinamarca, Islandia o Noruega, han dado el salto de calidad para alcanzar un estándar de vida digno de “gente civilizada”, un tipo de sociedad que privilegia el bien social y donde el Gobierno y todo el aparataje del Estado están para servir a la causa ciudadana y no para servirse de ella.
    Apoyo, absolutamente, lo que señala el autor respecto de buscar concensos y marcar presencia ciudadana para obligar al gobierno local y a todas aquellas autoridades que tutelan algún tipo de poder que interviene en nuestras vidas, obligaciones y derechos, a ejercer el bien común antes que ninguna otra cosa.
    Bien por ti Cristian, tu homilía es buena para la causa de velar por la salud de nuestra comunidad.

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    1. Muchas gracias, sinceramente es muy gratificante poder hacer eco de alguna manera. Recibir inquietudes marca una acción concreta. Y es de esperar que sean muchísimas las organizaciones de base y territoriales que entren en sintonía para cambiar lo que nos tiene mal como sociedad además de la tarea personal en la que cada uno debe ejercer presión y control hacia nuestros representantes.

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