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miércoles, 25 de marzo de 2020

LOS OTROS Y NOSOTROS. Opinión

Por Raúl Acevedo

En estos días turbulentos han sucedido cuestiones que retratan bastante diáfanamente diversas aristas de nuestra sociedad. Algunos hechos son notables, como la concurrencia masiva de turistas (personas que no residen habitualmente aquí y vienen por más de un día y menos de un año) poseedores de una vivienda de temporada. Ciertamente en su pensamiento consideran legítimo ocupar su vivienda, pues es de ellos, puede ser que hasta sea legal, porque el desplazamiento ocurrió antes de ser decretado ilegal por las autoridades del estado de excepción constitucional.

La presión sobre el sistema de aprovisionamiento de bienes y servicios es fuerte, sumado a la reacción desmesurada de algunos vecinos que han comprado todo cuanto pueden, se ha generado un desabastecimiento de más productos que aquellos necesarios para la emergencia sanitaria. Nuestro ya precario sistema de salud no dará abasto cuando estemos en el peak de la pandemia. En esos momentos los turistas competirán con los residentes habituales por una atención médica primaria que defina si requiere hospitalización o no. No se podrá atender a todos y tampoco habrá ambulancias suficientes para todos los pacientes graves. En esos casos se priorizará por criterios médicos, no residenciales, obviamente.
Detrás de todas estas digresiones está el cómo se percibe el bien común. Los turistas actúan de una manera que podríamos llamar a la cochigua. Aprovechan lo que otros hacen o tienen. Eso es participar de una comunidad sin hacer comunidad. 
La respuesta de algunos ciudadanos de hacer barricadas en los principales puntos de acceso a la ciudad es otra cara de la misma concepción individualista de resolver los problemas. Eso de pensar primero cómo me salvo yo, aunque se trate de varias personas, sin importar que algunos vecinos desconocidos para mí queden fuera de su casa porque yo me estoy protegiendo y no los dejo pasar, eso no es pensar en mi comunidad, es sólo pensar en mi. Para qué hablar de aquellas personas que por razones laborales o familiares tienen una doble residencia habitual, que quizás debían traer medicamentos u otros elementos a su familia residente acá, o simplemente reunirse con los suyos. Conozco varios casos. La vida moderna es compleja y nos ofrece una multiplicidad de casos muy diferentes. Con qué vara se debe medir. Una comuna que vive del turismo ¿puede darse el lujo de perseguir a los turistas? Acaso esas acciones no van a dejar huella en los perseguidos.

La integración social se hace con gestos positivos hacia los demás, con acogida, con respeto, con protección, con valoración, y cuando hay disenso con diálogo, convencimiento, disuasión.

Discriminar a los otros hoy, es un problema para todos mañana. Los valores que juntos cultivamos a diario nos determina como sociedad. ¿Somos una comuna violenta, irracional, discriminadora, que muerde la mano que le alimenta? ¿Se puede evitar el arribo masivo de turistas de una manera consistente con el bien común? O estamos condenados a manejar las crisis como en far west.

"Las opiniones vertidas son de exclusiva responsabilidad de quien las emita y no representan necesariamente el pensamiento de Algarrobo Digital "

6 comentarios:

  1. Me parece una muy buena reflexión. En mi caso, yo mi familia reside en algarrobo, pero debo viajar a santiago por razones de trabajo, que como todos sabemos, esta muy difícil hoy. A su comentario, me gustaría agregar, que la crisis por la que pasamos como sociedad, debe acercarnos a la consciencia humanitaria y en ningún caso, alejarnos del bien común, ya que es tarea de todos. Sumemos, el estrés que produce naturalmente la situación, el sistema nervioso se ve comprometido y bajan las defensas. Apoyarnos unos a otros y observar el autocuidado, como el de los demas debe ser nuestro lema: "CORONAVIRUS, CONSCIENCIA Y AMOR POR EL OTRO"

    Gracias

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  2. Buenas tardes vecinos.

    Agradezco cada palabra y comentarios, y me sumo a la toma de consciencia de lo que estamos viviendo a nivel mundial.
    Pero lo fundamental es que mantengamos el equilibrio, la armonía, y la unidad.
    Yo con mi familia vivimos en algarrrobo y es una pena enorme ver el nivel de violencia de algunos vecinos, principalmente lo vivimos el viernes pasado, cuando veníamos de regreso de Santiago por el fallecimiento de mi madre, y no nos querían dejar pasar. Realmente fue una situación difícil de mucha angustia...
    Se entiende que las personas estén nerviosas, atemorizadas, con incertidumbre, pero debemos tener respeto los unos con los otros, eso es primordial.
    Si no en tiempos difíciles emerge lo peor del ser humano, debería ser lo contrario, y exterminar antes que el coronavirus, un virus más letal que es la maldad, que seca el corazón...

    Sólo quiero decir que no perdamos el amor hacia el prójimo, que ayudemos al que lo necesite.

    Un saludo afectuoso a todos, mucha fuerza y paz.

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  3. Estamos completamente de acuerdo con estas palabras y emociones. Nada justifica semejante aberracion violentista, miedosa,histerica y muy inhumana.Ademas de ilegal y ademas muy inconducente desde el punto de vista de pasar una pandemia de este tipo. Insistimos, es una ciudad desquisiada con una autoridad incompetente, el primero promoviendo esta realidad. Este articulo y comentarios lleno de humildad, bondad y de buenos seres humanos refleja que deberiamos hacer una mejor ciudad. Esta contingencia extremedamente dura debe hacernos sacar las mejores virtudes humanas y desterrar la inhumanidad en todos los sentidos.

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  4. Coincido plenamente con el autor. Un país educado en el individualismo producto de las políticas que todos conocemos, 80% que se declara católico.

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  5. Una sensata reflexión. Si tenemos una pizca de fe en la gente que tiene una segunda casa, cabaña o choza con vista al mar o al bosque de eucaliptos, tendremos que creer que han sido prudentes y se han traído las suficientes provisiones para alimentarse, en vez de salir como los weones a correr el riesgo de contaminarse en la cola de algún negocio o del supermercado. ¿Será que hicieron eso?
    Una tal González dice que son unos "miserables".
    El amor o la educación en tiempos violentos, de hambre o de virus, son una emoción y un gesto que no se replican en las cantidades suficientes como para transformarse en una pandemia de generosidad y comunidad. Da gusto oír voces fértiles, fecundas y bondadosas. Sin embargo, la naturaleza humana nos obliga a aceptar que "la verdad no tiene remedio". Es decir, en vez de pedirle peras al olmo, me conformo conque los más exaltados e intolerantes no salgan a quemar neumáticos ni a hacer barricadas como la cura a sus delirios, temores y fantasmas

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  6. No es el sistema, ni como fuimos educados, ni nuestras creencias religiosas. Tampoco, el individualismo o la falta de colectivismo, tampoco somos malas o buenas personas, tampoco lo hemos hecho mal o bien, esto no tiene ninguna excusa, simplemente estamos donde hemos querido estar y se deben asumir las consecuencias. Ahora, esta muy claro que como estamos no nos guasta o mo debiera ser asi, entonces debemos hacer algo, partiendo por hacer las cosas distintas, con nuevos elementos y objetivos. Partiendo por reconocer cuales son y la forma de lograrlos.

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