Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes
Lo primero que hay que decir es que no se siente bien llegar a la tercera edad creyéndose importante, tomándose muy, pero muy en serio y andarse pavoneando con la tonta ilusión de que uno sabe más que la cresta y que todos los demás son weones.
La gente grande que se vuelve grave porque tiene un ego muy serio e intransigente, va a sufrir las consecuencias del covid-19 porque nada de esa seriedad e intransigencia va a resultar necesaria ni útil para hacer que el sistema inmune se refresque, refuerce y autoregenere lo suficiente como para minimizar los efectos o mantenernos con vida.
A la gente que no le gusta la risa porque piensa que el webeo conduce al desorden, habría que explicarle han sido los grandes serios de la historia quienes han construido el mundo de mierda que hoy nos tiene acorralados en nuestras casas con una peste rondando afuera en los patios y en los pasillos. Aquellas mentes severas, formales, graves y urgidas han sido aquellas las de aquellos hombres ansiosos por conquistar el mundo, declarar enemigos a diestra y siniestra y siempre listos a matar millones en nombre de la patria, mientras los tontos útiles y los más tarados de la tierra los vitoreaban y aplaudían a rabiar (“No llores por mí Argentina”). Esos presidentes, dictadores, dirigentes, dueños, amos e H'sdP, nunca se rieron de su propia estupidez, nunca se cagaron de la risa del imbécil que llevaban dentro, como tampoco nunca sintieron vergüenza de sí mismos ni rubor por los niños-compatriotas que enviaron al sacrificio.
Como muestra del pensamiento frío, grave y meticuloso que sirve mejor a las causas sucias del dinero en una cuarentena, en la ferretería Las 2 Hermanas, de Mirasol, la mascarilla, esa que es igual a la que las señoras de la tercera edad cosen con manos temblorosas y materiales muy baratos y ofrecen en $ 60, vale $ 1.000
En mi mente se asoma la figura del cuervo negro parado en la rama. Es la imagen de la avaricia. En ella puedo sentir que esta sociedad de mercado importada que nos han replicado nuestros políticos criollos a partir de Friedman y los Chicago Boys izando la bandera del Libre Mercado adjunto a la Democracia y el Capitalismo como las panaceas del mundo feliz (con las AFP como los baluartes de la jubilación en la felicidad, el descanso, el ocio y el reposo), nos ha arrinconado en un mundo precario a punto de volverse invivible porque la naturaleza que nos sostiene ya no es capaz de seguirse regenerando. El veneno de la industria de la codicia que hemos puesto en ella supera el accionar de todos sus antídotos y de todas sus metamorfosis de adaptación y evolución.
“Todo se derrumbó...” (dice la canción)
La gente tonta y seria del planeta sigue eligiendo weones inútiles para el cargo. Bolsonaro, dice a quien quiera oirlo que lo de este covid-19 es una histeria colectiva y que lo que produce no es más que un “resfriadinho”.
El gobernador del estado de Puebla en México, asegura que los pobres son “inmunes” al virus. Como una parte importante de los cuates que se agarraron el covid-19 andaban de paseo en USA o Europa, este energúmeno afirma que la enfermedad es propiedad de los ricos...
¿Se habrá enterado también de lo del barrio alto de Santiago y que los pirulos del Saint George son una manga de contagiados?
Los más graves y serios de este planeta están siempre atentos a los maquiavelismos que conducen al poder y la riqueza. Einstein, tenía mucho sentido del humor y su frase “Hay dos cosas infinitas: el Universo y la Estupidez Humana. Y del Universo no estoy seguro”, nos entrega una obra de arte del sarcasmo y la ironía que nos da a entender que nuestras posibilidades de acabar con el mundo son cada vez más óptimas, serias y concretas.
¿Cómo evitamos la catástrofe?
Lo primero es reírse de uno mismo, y tras cartón, aplicar la ley de la autodefinición vía autocontemplación. Es decir, hay que encerrarse en el baño, pararse frente al espejo y observarse muy, pero muy detenidamente. Básicamente, hay que despellejarse. Poner el modo más fino de la capacidad ocular al servicio del detalle y centrarse en analizar, por ejemplo, la frente.
En mi caso personal, puedo ver que la distancia entre mi pelo y mis cejas es de ¡5 centímetros! (¡csm!)... No es mucho (pienso)...Aunque, se puede notar que tengo una curva en el hueso frontal que lo hace ser algo prominente...Eso, es bueno, porque es un indicativo de inteligencia...
No lo digo yo (aclaro). Lo dicen las estadísticas mundiales (¿Ok?)
Lo otro que me favorece es que tengo mucho pelo. Einstein, como ven, tenía una chasca impresionante. Da Vinci, también era pelucón. Platón, tenía unos rizos increíbles. Ghandi...(siempre tiene que haber un weón que eche a perder las estadísticas favorables)...
Tengo cejas prominentes (¡Ahá!)... Un indicativo de que tengo una personalidad fuerte, agresiva y que puedo intimidar a otros con el puro movimiento o curvatura de mi entrecejo. (¡Guau, eso está bueno!)
Respecto de mi nariz, es bastante recta y termina en unas fosas nasales armónicamente separadas entre sí. Tengo lo que se llama “nariz griega”. Un modelo sumamente apetecido entre las personas que quieren hacerse una cirugía nasal o rinoplastía. Solo como un alcance informativo, debo señalar que los dioses griegos tenían este tipo de nariz. También ¡vaya coincidencia! la tienen Brad Pitt, Leonardo Di Caprio, Tom Cruise y otros colegas...
Con el resto de la anatomía no es bueno seguir porque uno se puede topar con algunas estupideces que estos científicos aseguran que son rasgos distintivos de la inteligencia, pero ya sabemos que un cuerpo robusto, firme y atlético no es la gran cosa y que Schwarzenegger nunca ha sido muy brillante que digamos. Rambo, mucho menos. De hecho, se dice que todos aquellos que cultivan el cuerpo o son maricones o son muy weones.
Mejor, nos saltaremos la parte tonta de los músculos y ahondaremos nuestra concentración en aquellos otros rasgos de la inteligencia. Pero, en otro capítulo.
El saber reírse de uno mismo, nos hace ver la seriedad de las tonteras de los otros.
ResponderEliminarAh! Y como dato anexo: por tu auto-descripción física, me tinca que somos gemelos!! Wajajajaja!!
Te saludo, clon.
EliminarTendría que agregar que, para suerte de algunos, no habemos tantas copias...jajajá