Por Alien Carraz
Ya sabemos que a una buena parte de la raza le falla el duende que les gobierna el sentido común. Otros dirán que todo es parte de la naturaleza que les tocó recibir en la repartición de cerebros que algún dios aburrido ha efectuado a través de una tómbola en donde dan vuelta las bolitas que traen consigo las cualidades, habilidades, bondades o maleficios que se adhieren posteriormente a la materia gris de cada quien.
¡22...simpatía!
¡66...odiosidad!
¡43...porfiadera!
¡69!...¡Bingo!
Y así.
La gente muy seria se mantiene a la expectativa y a los dos metros de distancia del resto de los mortales, tal como manda el nuevo reglamento social de convivencia pos coronavirus.
Los otros nacionales, los más limitados, ansiosos y exaltados, esos que siempre están listos para mandarse una cagada con cualquier cosa y en cualquier situación, salen a las calles a hacer barricadas o quemar neumáticos para no permitir que los propietarios de sus casas puedan llegar a ellas porque como vienen de vuelta de Santiago, automáticamente pasan a ser turistas ql's a los que hay que repudiar y mandarlos a la cresta mucho antes de pedirles el carnet o siquiera preguntarles cualquier cosa.
Los de Seguridad Ciudadana anuncian cosas para que la gente se comunique con ellos “por este medio”. O sea, si usted es medio weón, automáticamente queda fuera de la comunicación.
Como estamos todos en cuarentena, la mente se llena de ideas raras y estrambóticas. Yo pensé que lo mejor para pasar el rato era escribir cabezas de pescado que pudiesen servir para que algún despistado caiga en las redes de mi inteligencia subliminal y piense que en realidad tengo razón (¿?)
Mi mujer, lee esto y me mira como poniendo en duda las causas, motivos y fundamentos que la llevaron a tomar la sentimental decisión de casarse conmigo. Yo, la repudio con el látigo de la indiferencia
Ella, sonríe socarronamente y deja la argolla encima de la taza del water. Yo, sonrío burlescamente y me rasco una nalga (digamos que, un glúteo)
Ella, se quita la blusa y me muestra 350 centímetos cúbicos en perfecto estado. Yo, hago lo que puedo con el marrueco trabado en el pantalón de mierda comprado de oferta en la ropa americana.
Despierto. Hace frío. Se nota que junto con el HdP del coronavirus también está llegando el otoño sin lluvia. La madre de mi hijo dormita junto a mí con su hermoso rostro destilando una paz infinita y un hilo de baba que gotea sobre la almohada.
Sí, no hay duda. Es bella y babosa.
Cuando observo la pantalla y todo lo escrito en ella, mi mente (con su respectivo ego de porquería) me dicen que no puedo mandar a “este medio” un artículo tan absurdo, ridículo, estrafalario y excéntrico. ¿Será? ¿Será que la gente, mis queridos lectores (y demás amigos y parientes aún más lejanos), se sentirán decepcionados de tanta weá con patas?
¡Naaaaa! En medio de esta crisis con el HdP coronavirus oprimiéndonos el alma y los testis, los escritores y articulistas tenemos licencia para garrrapatear cualquier lesera que pueda mantenernos semi-despiertos entre las horas de tedio y repeticiones insufribles de noticias de la peste del covid-19
Ahora que tenemos la posibilidad que el hdp virus “pueda mutar y ponerse buena persona” - según nos informa su santidad científica a cargo del ministerio - nos viene una alegría en el cuerpo (que no es parte de aquella que “ya viene” desde cuando Pinocho se fue a la cresta) porque nos da la idea que todo puede suceder, que los milagros existen, que se puede lograr que al covid-19 se le aplique un tratamiento transgénico (¿O Mañalich dijo que era transgénero?).
Como sea. Lo importante es que el virus pase de maricón ql a buena gente.
¡Pobre Mañalich! Todo el puto día con una cámara y un micrófono al frente hablando de esto y lo otro y dando explicaciones médicas, científicas, políticas, administrativas, técnicas y weonas. Los periodistas gozan como chinos detrás del ministro y esperan con ansias que el sociate de confianza (transitoria) de Piñera se mande una cagada y diga alguna lesera del porte de un camión de la basura.
Es que nadie puede estar todos los días dando explicaciones sin que se le filtre el weón que carga adentro. Siempre habrá su pedito, su moco, su rascá de culo. Es casi imposible no caer en los mismos despeñaderos de las piñericosas, y mucho más cuando andai como los weones poniéndole el pecho a las balas por orden del jefe o por amor a la cámara.
Mi mujer, me sigue mirando de reojo. Estoy cachando que el encierro nos empieza a pasar la cuenta.
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Shuuuuu!!! Don este, le sugiero que, al menos, se dé una vueltecita por el Líder, a comprar un vinito mas que sea... A ver si se ventila un poco el mate, mi amigo. Al menos, yo lo hago así. Y hasta aquí, el demente interior no se ha expresado... aún. Salud!
ResponderEliminar¡Jajajá! ¡Salud!
EliminarShhhalu…. aunque con abasto de comercio barrial ¡¡¡
Eliminary socializando con Ustedes sin contasto.
Métale no más don Lion, cualquier espirituoso se pone weno después de romper la barrera de los tiritones. ¡Shhhalucita!
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