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viernes, 22 de junio de 2018

LOS DE AHORA SON MÁS TONTOS

Artículo de opinión
(Las opiniones vertidas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de este Diario)

Alien Carraz 
Escritor, ensayista, comentarista y opinólogo

Foto referencial: se consigna que la imagen sólo apunta a poner
en este artículo en el contexto de la época. Los personajes que
ahí aparecen no representan necesariamente a la inteligencia
superior mencionada en este escrito. 
Según uno de esos estudios científicos tan de moda en estos tiempos de internet, aquellos nacidos después del año de 1975 son menos inteligentes que los otros, como yo -¡uy, qué felicidad!- que nacimos años antes cuando la vida era menos caótica, la palabra de caballero era una cosa cierta, todos almorzábamos y comíamos juntos en casa, ni el machismo ni el feminismo estaban en guerra, el alcohol era casi la única droga popular, teníamos un aire que daba gusto respirar y leer era una de las entretenciones más extendidas en todas partes…entre otras tantas cosas.

Nunca he creído aquello de “todo tiempo pasado fue mejor”. Si las estadísticas de ayer nos daban por muerto a los 55 años, las de hoy, a duras penas, nos ponen de cadáveres a los 80. Entonces, uno podría pensar que la maquinaria humana ha mejorado a pesar que, ambientalmente, hemos hecho mierda al planeta y degradado a la naturaleza. 
¿O será que sólo nos hemos vuelto más resistentes? ¿Como las pilas? 

“Los niños de hoy son mucho más despiertos e inteligentes”, dicen algunas madres (como hablando de otros niños cuando todos sabemos que está refiriéndose a los suyos). En verdad, cuando converso con el mío me doy por enterado que el enano es tan baboso como era yo cuando tenía sus mismos años. No veo nada en él que no sea un reflejo de mi mismo pero sin ninguno de los adminículos que mi hijo maneja con una soltura impresionante y que me hacen recordar a Coco Legrand cuando contaba que su mayor preocupación de que sus hijos se fueran de casa cuando llegaran a adultos no era una cuestión sentimental, sino algo más bien práctico: “¿Quién crestas va a poder encender todos estos aparatos cuando estos weones no estén?”.

¿Por qué seríamos más inteligentes aquellos que nacimos antes del 1975? 

Las razones que dan los científicos NO son exactamente las mismas que nos invaden cuando nos ponemos a pensar en las cosas que son necesarias para tener calidad de vida y que luego de los años 70’s se han echado a perder aún más precipitadamente, como el estilo de vida urbana, el ambiente, el agua, el aire, los mares, los ríos, la tierra…más un interminable etcétera de otros asuntos, medios y elementos que también interactúan con nuestro organismo, nuestra mente y muestras emociones.

Las razones técnicas que señalan los científicos tienen que ver con cambios en la enseñanza y el reemplazo de la lectura por teléfonos inteligentes, computadoras, tablets y otros aparatos súper desarrollados que hacen la pega de nuestros “músculos” de la imaginación, de la cachativa, de la chispeza y de otros esfuerzos atléticos de la mente que antiguamente nuestra cabezas se veían en la obligación de hacer para interpretar o definir lo que se leía.

Hoy, nuestros nenes lo tienen todo a la vista y no requieren, casi, de usar ningún músculo de la imaginación. La realidad virtual es ya un hecho y ahora es posible sumergirse en la “realidad” que a uno más le guste. Hay lugares en este planeta donde ya nadie persigue el sueño de conquistar a una mujer y todo lo que significa pasar por el tormento de fracasar en la misión. En Japón, por ejemplo, proliferan las muñecas sexuales que ahora ya pasan por “parejas” de los traumatizados asiáticos trabajólicos. El híper-tecnologizado país tiene unas estadísticas que demuestran que los japoneses están renunciando a la “conquista del amor” y que ahora prefieren –en vez de pasarse mirando el techo y soñar con imposibles buscando la ½ naranja ideal- comprometerse con alguna amiga que simplemente tampoco tenga ganas de vivir sola. Aquello, es suficiente para armar una sociedad matrimonial. Esto, tampoco ocurría antes de 75’ 

¿O sea, los nipones han llegado a este punto porque ahora son más tontos? 

Aquí tienen una reseña (adaptada a nuestra realidad chilena), que describe con lujo de detalles las razones del porqué somos más inteligentes.

“Los que nacimos antes del 75’, no sé cómo hemos podido sobrevivir.
Fuimos la generación de la espera; nos pasamos nuestra infancia y juventud esperando. Teníamos que hacer dos horas de digestión para no morirnos en el agua, dos horas de siesta para poder descansar, nos dejaban en ayunas toda la mañana del domingo hasta la hora de la comunión.
Casi todos los dolores se curaban esperando.
Mirando atrás, es difícil creer que estemos vivos.
Andábamos en coches sin cinturones de seguridad, y sin airbag. Hacíamos viajes de 10-12 horas con cinco personas en un Fiat 600 y no sufríamos el síndrome de la clase turista.
No tuvimos frascos de medicinas con tapa a prueba de niños.
Corríamos como locos en bicicleta sin casco, hacíamos dedo al lote y andábamos en moto sin papeles.
Los columpios eran de fierro y con las esquinas en punta.
Jugábamos a ver quién era el más bestia.
Pasábamos horas construyendo carros para tirarnos por las cuestas de cemento y recién entonces descubríamos que no les habíamos puesto los frenos.
Jugábamos a policías y ladrones (con detenciones y persecuciones salvajes) y nadie sufrió hernias ni dislocaciones vertebrales.
Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día y sólo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle.
Nadie podía localizarnos. No había móviles!!
Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables.
Nos abríamos la cabeza jugando a guerra de piedras y no pasaba nada, eran cosa de niños y se curaban con metapío y unos puntos.
Nadie a quién culpar, sólo a nosotros mismos.
Tuvimos peleas y nos sacamos la cresta unos a otros y aprendimos a superarlo.
Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto.
Compartíamos botellas de refrescos o lo que se pudiera beber y nadie se contagió de nada.
Nos pegábamos los piojos en el cole y nuestras madres arreglaban todo el asunto lavándonos la cabeza con vinagre caliente.
Quedábamos con los amigos y salíamos. O ni siquiera quedábamos, salíamos a la calle y allí nos encontrábamos y jugábamos a las escondidas, a la pelota, a la pinta, a las pilladas, a las naciones, al caballito de bronce, en fin, tecnología punta.
Íbamos en bici o andando hasta casa de los amigos y llamábamos a la puerta ¡Imagínense!, sin pedir permiso a los padres, y nosotros solos, allá fuera, en el mundo cruel ¡Sin ningún responsable!.
¿Cómo lo conseguimos?
Hicimos juegos con palos, perdimos mil balones de fútbol. Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar, y algunos incluso chupaban el grifo.
Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la escopeta de perdigones, antes de ser mayores de edad y solos, sin adultos, ¡¡DIOS MÍO!!.
En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos y los que no lo hacían, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción y con las burlas.
Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repetían curso, ¡Qué horror, no inventaban exámenes extra!
Veraneábamos durante 3 meses seguidos, y pasábamos horas en la playa sin crema de protección solar, ni mucho menos anteojos de sol y sabíamos construir fantásticos castillos de arena con foso.
Ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarles el poto. No en un chat diciendo : ) : D : P.
Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.
No te extrañe que ahora los niños salgan menos inteligentes y babosos
Si tú eres de los de antes.
¡Enhorabuena!
¡Aún estamos a tiempo a que nuestros hijos crezcan como nosotros!


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