Artículo de
Opinión
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la cultura y dar espacio a la reflexión personal en una sociedad que se aparta
cada vez más de los valores de la rectitud, honestidad, solidaridad y del
verdadero sentido de la vida, arrastrada por una corriente excesivamente
materialista, individualista, exitista y competitiva de un modelo que relega a
la persona humana a un rol secundario, incluso, desechable.
por Paulo Cesar Mesa
H. (Colombia)
Ser feliz
se ha vuelto un cliché fantástico. No sabemos a ciencia cierta de qué se trata.
Es algo efímero y gaseoso, algo difícil de explicar y experimentar… pero con
todo, seguimos persiguiéndolo con desesperación. Incluso llegamos a tener una
teoría personal bastante completa de lo que es la miserable infelicidad, como
si fuésemos expertos en hablar de la oscuridad porque tenemos plena consciencia
de lo que es la luz.
¿Sabes por
qué eres miserablemente infeliz? ¿Sabes por qué eres feliz? No lo sabemos,
creemos que saberlo, en el mejor de los casos lo intuimos, pero no lo sabemos.
Hoy extrañamos lo de ayer y mañana extrañaremos el hoy y añoramos el futuro
porque ahí cambiará todo, así sea por arte de magia.
Pero esa
sensación permanente es la que alimenta este sistema. Ya la meta no es vivir
para morir y llegar al cielo. Por el contrario, el cielo hoy día es una cosa
que se puede comprar, algo sobre lo que se puede tomar propiedad y como casi
todas las versiones que nos ofrece la economía de mercado tiene diferentes
calidades según nuestro poder adquisitivo.
Te lo voy a
poner así: de manera creciente el mundo en que vivimos está diseñándose para
que vivamos “permanentemente tristes”, para que la desesperanza nos consuma y
nos lancemos pronto a la compra de una cura, de una medicina que nos saque del estado
depresivo que compramos. Vemos algunos ejemplos sueltos…
Si fuéramos
felices con lo que tenemos ¿Quién quisiera comprarse algo más? Moriría la
economía del consumo y ya sabemos hoy día lo que ocurre cuando eso pasa: llega
la recesión y se alimenta la máquina de infelicidad, con nuevas promesas de
aseguramiento del futuro porque solo hay incertidumbre y riesgo; todo esto es
diseñados para forzarte a hacer algo más que te cubra de esa inestabilidad que
parece casi seguro que vendrá. No puedes confiar y haces de todo para poder
volver hacerlo.
Si
estuviéramos a gusto con nuestra apariencia ¿Para qué gastaríamos en ropa,
cosméticos y gimnasios? Si pensáramos más en la unión y la comunidad nadie se
obsesionaría con la separación y los bandos ¿Quién necesitaría guerras,
competencia desleal o partidos políticos? Si no importara agradar ni cuidar
nuestra supuesta imagen pública ¿Quién se metería en lujos y tonterías? Si no
viéramos en el dinero la única fuente aceptable de felicidad ¿Quién empeñaría
la vida completa para conseguirlo a como dé lugar?
Quizás lo
que nos quede ahora es una cuestión simple, una revolución personal y
silenciosa. Lo primero será despojarnos de toda “idea fija” sobre la felicidad,
“vaciarnos” de todo pre-concepto; decirlo es facilísimo, pero hacerlo demanda
una tremenda dosis de autoconsciencia y de preguntarse permanentemente: ¿Esta
idea que tengo de quién es? ¿De dónde viene?
Lo otro
será no intentar buscar nada porque esto nos pone en dos riesgos: el primero es
no encontrarlo y caer luego en la sensación de decepción porque lo que
queríamos no lo pudimos hallar o no llegó a nosotros; el segundo extremo es
poder encontrarlo y agarrarlo con uñas y dientes para no soltarlo, viviendo
además con el miedo al riesgo de perderlo, lo que se vuelve en ansiedad, celos,
fijación e inseguridad. Por donde se mire es la locura de nuestra neurosis
permanente. Es el estado mental ansioso y sediento en el que vivimos a diario.
Buscas esa
pareja o ese trabajo perfecto (según tú) y no lo encuentras… viene la decepción
y la auto-culpabilización y otro tanto de cosas. También lo contrario,
encuentras ese trabajo y poco a poco te vas dando cuenta de que no es tan
perfecto pero te empecinas en conservarlo porque crees que lo necesitas; llega
a tu vida esa persona que poco a poco se vuelve tóxica en pero te aferras a
ella porque crees que nos vas a encontrar a nadie más. Esos son los juegos que
jugamos.
¿Entonces a
qué queremos jugar? ¿Cuál es la calma esencial? ¿Cómo es vivir un día a la vez
con lo que se vaya dando en cada momento? ¿Qué hacer para estar bien con las
cosas como lleguen, con la vida tal como es? Tan simple como derrumbar el
sistema.
Fuente: Blog “Mantenlo Simple” https://mantenlosimple.com/2017/08/03/la-escurridiza-idea-de-la-felicidad/
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Muy buen articulo y tema. Un gran diario que eleva al decaido Algarrobo.
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