SERVICIOS

jueves, 27 de febrero de 2020

DESTITUIDO: SE LE ACABÓ LA FIESTA A EMILIO



Por Pablo Salinas

No me resulta cuestión especialmente agradable ni atractiva gastar tiempo y concentrar energías en referirme a Emilio Jorquera Romero. Lo he hecho harto en el pasado y la idea de volver a hacerlo no me es plato muy apetitoso. Pero recién hoy se supo que los órganos encargados de impartir justicia de este país entraron en razón y decidieron revertir el fallo de diciembre pasado, cuando el Tribunal Electoral de Valparaíso consideró que, pese a las irregularidades, pese a la contundencia del dolo (de sobra detectado y corroborado), no se podía más que aplicarle la sanción de la suspensión por unos meses de su cargo. Y, entonces, Jorquera, el reyezuelo de pacotilla, desafiante como se había mostrado durante todo el proceso, llamó en dos segundos a sus amigos de la prensa y se solazó avisando que apelaría. Y durante el verano, se paseó sin mayor tapujo por su feudo, cortó cintas, se dejó ver, orondo. Hoy, el Tribunal Calificador de Elecciones TRICEL le da un tapabocas, recio, neto, de lleno, y lo deja sentado en su lugar.
Lo que me animó desde el minuto uno a investigar y denunciar respecto al "caso Jorquera" fue la imperiosa necesidad de apuntar con un foco de luz sobre ese flagrante abuso de poder que se estaba cometiendo en la comuna. Específicamente de El Tabo, pero esa dinámica de solapado aprovechamiento por parte del jefecito de turno, el mini-patrón que se sienta en el sillón de alcalde, es algo replicable, y que de hecho se ha replicado y se replica en cualquier punto de nuestro territorio. Son las prácticas que se extienden desde hace décadas, las de los caudillos locales que se sienten blindados tras las murallas hechas de favores, acomodos y prebendas, y para las que hay que tener el lanzallamas cargado a tope.

Jorquera ahora enfrenta la querella por malversación y negociación incompatible que se aloja en el Tribunal de Garantía de San Antonio, que lo puede llevar a la cárcel. Sacarlo de la circulación política, eleccionaria, es poca cosa. Lo suyo es asunto serio, un caso de abuso y corrupción flagrante, contumaz, disfrazado bajo los ropajes de "tengo todos los papeles en orden" (cuando era él mismo quien tenía que dárselos) y "mientras nadie me diga que me detenga, seguiré como si nada"; hoy no se lo mandaron a decir con nadie, se lo dijeron de un grito, en la oreja.
Lo que viene por delante para los vecinos de El Tabo es ahora lo verdaderamente relevante. A la cabeza de nuestras administraciones locales se puede tolerar torpeza, incluso mediocridad. Pero nunca mentira, abuso y corrupción.

" Las opiniones vertidas son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan necesariamente el pensamiento de Algarrobo Digital "

No hay comentarios:

Publicar un comentario