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viernes, 2 de noviembre de 2018

“DOMINGO”. Irène Némirovsky. Selección de párrafos. Boletín Literario N° 251

Para quienes gustan de la buena literatura Boletín literario preparado por Eduardo Trucco B. (*) en el cual ofrece una selección de párrafos, invitando a compartirlos y comentar.


“DOMINGO”. Irène Némirovsky. Narrativa Salamandra, Barcelona, 2017. Novelista de nacionalidad rusa (1903-1942).Destaca por su “lucidez y habilidad para captar las debilidades y flaquezas de la naturaleza humana”; son 15 historias publicadas originalmente en diversas revistas francesas. Huyó de la revolución rusa y se instaló en París; el régimen de Vichy le denegó la nacionalidad francesa; fue deportada y murió en Auschwitz.

SELECCIÓN DE PÁRRAFOS:

Domingo.

  1. Debe de gustarle hacer sufrir. Pero ya veremos quién es más fuerte – murmuró apretando nerviosamente los puños, sintiendo palpitar el amor en lo más profundo de su ser como un turbulento deseo de lucha, de ardiente y cruel juego. Pág. 15.

  2. …una lozanía que se adivinaba efímera, pero llegada a su perfección más absoluta -. Nunca seré tan hermosa como ahora.


  3. Sonrió. Ni su marido ni su hija mayor conocían la pausada e inusual sonrisa de confianza que le entreabrían los labios. Pág. 17.

  4. No esperar nada, qué paz… Cómo he cambiado… Pág. 18.

  5. Sólo quedaba una exaltación, una fiebre, una felicidad aguda y casi insoportable que, sin embargo, parecía ocultar en sus profundidades más secretas una angustia suave y extraña. Pág. 20.

  6. Estaba en la edad en que hasta la derrota embriaga. Pág. 25.

Las orillas dichosas.

  7. Sonrió mientras recordaba las caricias de Gerald, y un leve rubor suavizó su frío rostro, devolviéndole por unos instantes la gracia salvaje y tímida de la adolescencia. Pág. 35.

  8. Como un decorado de teatro, la vida parecía desplazarse, alzarse ante sus ojos para dejar al descubierto una sima sombría y terrible. Pág. 45.

Aíno.

  9. Finlandia me gustaba, pero permanece en mi recuerdo como el país más misterioso del mundo. Pág. 57.

10. No era temor propiamente dicho, sino el presentimiento de un misterio, de una presencia invisible, como si la separación entre el mundo real y el sobrenatural se volviera más tenue, más transparente por momentos. Pág. 58.

11. …la página que comenzaba con las palabras: “Mis besos sobre tu corazón…” Pág. 63.

12. ¡Qué silencio…! Ni un soplo de brisa. El aire helado, con su olor a nieve, a abeto, a madera fresca, mezclados con el aroma de un fuego muy lejano, dilataba los pulmones y producía una sensación de embriaguez. En el norte, el acto de respirar puede convertirse en un auténtico placer físico. Pág. 64.

13. No era mucho mayor que yo. Tenía el pelo rubio y largo, y unas facciones perfectas, pero frías e inmóviles. Pág. 65.

14. No puedo expresar aquella sensación, aquella mezcla de miedo y ternura. Pág. 67.

Fraternidad.

15. …aquella soledad, aquella tristeza, tenían para él un encanto inexplicable. Pág. 72.

16. Uno de los rasgos de su carácter era no confesarse nunca enseguida el verdadero mal, la auténtica herida. Pág. 75.

Los vapores del vino.

17. Son tan espigadas que tienen que agacharse para cruzar el porche, tan delgadas y diáfanas que, más que mujeres, parecen sombras. Pág. 88.

18. Ese beso, esa casa vacía, ese fuego, ¿qué importancia tienen? Hay que olvidar. Pág. 118.

Lazos de sangre.

19. Así que sus conversaciones siempre parecían una sucesión de banalidades cuidadosamente expurgadas de toda expresión sincera o profunda. Pág. 131.

20. Bendita enfermedad, bendita fiebre que desanuda suavemente los lazos del cuerpo y otorga una sabiduría más profunda, una lucidez más sutil, un calor que reanima la sangre. Pág. 139.

Un hombre honrado.

21. Había conocido una soledad moral tan negra, tan dura, que jamás se borraría de su memoria. Pág.

22. No hay que ahondar demasiado en el propio corazón: es algo que perturba y asusta.

El incendio.

23. A veces, les parecía que aquel espectáculo encerraba en sí mismo no sabían qué profundo significado, qué misterio, indescifrable para ellos. Pág. 210.

La confidente.

24. Era algo dulce y, al mismo tiempo, desgarrador. Ahora todo ha terminado para mí, ¿sabe? Ya no soy un creador. Sólo soy un intérprete. A la larga, eso se vuelve insuficiente e ingrato. Pág. 238.

25. Ya sabe, a la edad que yo tenía entonces sólo importa una cosa: los sueños, que son una especie de segunda vida. Pág. 242.

26. Lo que sentía era extraño. Comprendía que había amado a una ilusión, a una sombra. No le cabía la menor duda de que al fin se había enterado de la verdad. Pág. 247.

La mujer de don Juan.

27. Con razón se dice que lo que la mujer desea, Dios lo ampara. Pág. 265.

El conjuro.

28. Lo que reviste de poder los recuerdos de la infancia es la parte de misterio que hay en ellos. Pág. 275.

29. Mi tía era bonita y tenía la piel suave, el talle esbelto y el sentido común de una flor. Pág. 276.

30. – Pisotear un alma con sus gruesos zapatos, eso es lo que le gusta a la gente. No, todo lo que es valioso debe mantenerse en secreto. Pág. 278.

31. La vida es más sencilla de lo que creemos. Pág. 279.

La Ogresa.

32. Pero yo le respondo: “Eso son tonterías, cariño. El genio sabe instintivamente lo que el simple talento sólo conoce por experiencia.” Pág. 296.

33. No hay nada más peligroso que el deseo insatisfecho de una mujer. Pág. 306.

El espectador.

34. A mí lo que me consuela no son ni los libros ni las obras de arte, sino la contemplación de este mundo viejo e imperfecto. Pág. 311.

35. El ser humano estaba hecho para soportar el hambre, el frío, el cansancio, y su corazón, para llenarse de un sinfín de pasiones primitivas y violentas: el miedo, la esperanza, el odio. Pág. 315.

El señor Rose.

36. Era prudente y tranquilo como un gato. Llevaba una vida plácida. No se había casado y era rico. Desde niño tenía una actitud burlona y desdeñosa que inspiraba respeto. Pág. 327.

37. Para conocer bien a un hombre, hay que verlo sentado a la mesa o en compañía de una mujer que le gusta.

38. He vivido dos guerras. No soporto este mundo empapado de sangre. Pág. 333.

39. Al señor Rose le entró hambre. Estaba sorprendido de sentir algo tan intenso, tan sano y tan sencillo en medio de semejante desastre. Pág. 335.

40. Si lo había perdido todo, qué se le iba a hacer. Le quedaba la vida. La conservaría. En momentos así, el futuro se acorta vertiginosamente. Pág. 336.

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(*) Eduardo Trucco Burrows, es abogado de la U. de Concepción. Reside en Algarrobo, en el condominio “Campomar” (camino a Tunquén). Ha estado ya casi dos años interviniendo por la defensa y protección de los ecosistemas de la playa de Tunquén, contra la invasión de inmobiliarias y demás personas que no tienen escrúpulo alguno en destruir toda la playa, el humedal y el santuario de la naturaleza. Lo que se presenta es un trabajo sencillo: leer obras escritas en español, subrayar lo que nos parece interesante, bello, atractivo, divertido o sorprendente; enseguida, haciendo una cuidadosa selección de todos los párrafos que se ha subrayado, se traspasan las citas – generalmente sin comentarios – al boletín.

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