Para quienes gustan de la buena literatura
Boletín literario preparado por Eduardo Trucco
B. (*) en el cual ofrece una selección de párrafos, invitando a compartirlos y
comentar.
LOS RESTOS DEL DÍA Kazuo Ishiguro. Editorial Anagrama,
Barcelona. 9ª edición, octubre 2017. Escritor nacido en Japón, pero radicado
desde hace muchos años en Inglaterra. Novelista, Premio Nobel de Literatura de
2017. Se hizo una película con esta obra (protagonizada por Anthony Hopkins y
Emma Thompson) bajo el título “Lo que queda del día” (que nos parece más
correcto, que el título del libro; en inglés el título es “The remains of the
day”.) Ambientada en Inglaterra de 1956, y años anteriores. El protagonista ha
sido mayordomo por muchos años en Darlington Hall. Varios críticos destacan la
sutileza de esta obra. [La obra debe ser más fascinante en inglés.]
SELECCIÓN DE PÁRRAFOS:
1. No obstante, tampoco tiene sentido aferrarse sin más a las viejas
costumbres, como hacen algunos. Pág. 15.
2. Nunca llegué a saber, sin embargo, cómo debía reaccionar. No sabía si
debía reírme abiertamente o bien responderle con otro comentario. Pág. 22.
3. …de risa tan espontánea y personal y de carácter tan encantador,
típico de Yorkshire, que era inevitable apreciarle. Pág. 25.
4. Hasta el cabo de un rato no he notado que todo me parecía extraño, y
ése ha sido el momento en que me he dado cuenta de que se abrían ante mí nuevas
fronteras. Pág. 32.
5. …personas mediocres que intentaron imitar su grandeza confundieron lo
superficial con lo esencial. Pág. 43.
6. – Discúlpeme, señor, pero creo que hay un tigre en el comedor. ¿Me
permite que utilice el rifle?
Y según dicen, unos minutos después, el
patrón y sus invitados oyeron tres disparos; cuando algo más tarde el mayordomo
volvió a aparecer en el salón para rellenar las teteras, el dueño de casa le
preguntó si todo estaba en orden.
Perfectamente, señor. Gracias – fue la respuesta -. La cena será servida
a la hora habitual, y me complace decirle que no quedará huella alguna de lo
ocurrido. Pág.45.
7. En el continente no puede haber mayordomos porque son una raza
incapaz de reprimir sus emociones del modo que es propio del pueblo inglés. A
los continentales – y convendrán conmigo en que, sobre todo, los celtas – les
cuesta, por regla general, controlarse en momentos de gran tensión. Pág. 51.
8. Sus ropas eran cada vez más pobres y su talle más delgado, sus ojos
transparentaban una sensación de acoso y, las últimas veces que estuvo de
visita, pasaba largos intervalos de tiempo con la mirada perdida en el espacio,
totalmente ausente y sin reparar en la presencia de mi señor o en las palabras
que le dirigiesen. Pág. 80.
9. En esta clase de situaciones siempre nos asalta la sospecha de que
nuestra presencia es un obstáculo que dificulta la conversación. Pág. 81.
10. – Luché en aquella guerra para
que siguiera reinando la justicia en el mundo y no para fomentar ningún tipo de
venganza… Pág. 82.
11. – Y lo que es más – prosiguió
mi señor -, creo de hecho comprender lo que usted entiende por ‘profesionales’.
Por lo visto, es un término que significa abrirse camino con trampas y engaños,
así como dar preferencia en nuestra escala de valores a la ambición y la
codicia en perjuicio del ansia de ver reinar en el mundo la justicia y la
bondad. Pág. 112.
12. La chica hizo muchos progresos
con usted. Comprendo que se sienta defraudada, pero no tiene motivos para
sentirse culpable. Pág. 168.
13. Supongo que cuando una persona
empieza a indagar, con la perspectiva que dan los años, qué momento en el
pasado han sido trascendentales, lo normal es que los vea por todas partes.
Pág. 185.
14. Creo que me dejo llevar por
los recuerdos y, en cierto modo, me estoy poniendo taciturno. Pág. 189.
15. Recuerdo que fue uno de esos
momentos en que pude sentir hasta qué punto las circunstancias de la vida
habían marcado a mi señor en sólo unos pocos años. Pág. 206.
16. – Siempre somos los últimos,
Stevens. Los últimos en despegarnos de sistemas ya anticuados. Sin embargo,
tarde o temprano tendremos que enfrentarnos con los hechos. Pág. 207.
17. No obstante, la impresión que
verdaderamente me causaba era que, más que tranquilidad, se trataba de un
sentimiento de hastío ante la vida. La chispa que había hecho de ella una
persona vivaz y, algunas veces, veleidosa, se había apagado. Pág. 241.
18. Pero no fue tanto el contenido
de nuestra conversación como las sonrisas con que terminaba sus frases, ciertas
inflexiones irónicas con que modulaba a veces su voz y algunos movimientos de
las manos o los hombros, lo que inconfundiblemente me trajo el recuerdo del
ritmo y la manera que marcaban nuestras conversaciones de antaño.
19. No se puede estar siempre
pensando en lo que habría podido ser. Pág. 247.
20. La tarde sigue llena de luz,
una pálida luz roja que ilumina el cielo; sin embargo, se diría que toda esa
gente que ha empezado a congregarse en el paseo desde hace media hora está
deseando que caiga la noche. Pág. 248.
21. Durante su vida siguió un
camino, que resultó no ser el correcto, pero lo eligió. Y al menos eso pudo
decirlo. Yo no puedo. Yo sólo confié. Pág. 251.
22. Mucha gente prefiere la noche
al día. Pág. 252.
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(*) Eduardo Trucco Burrows, es abogado de
la U. de Concepción. Reside en Algarrobo, en el condominio “Campomar” (camino a
Tunquén). Ha estado ya casi dos años interviniendo por la defensa y protección
de los ecosistemas de la playa de Tunquén, contra la invasión de inmobiliarias
y demás personas que no tienen escrúpulo alguno en destruir toda la playa, el
humedal y el santuario de la naturaleza. Lo que se presenta es un trabajo
sencillo: leer obras escritas en español, subrayar lo que nos parece
interesante, bello, atractivo, divertido o sorprendente; enseguida, haciendo
una cuidadosa selección de todos los párrafos que se ha subrayado, se traspasan
las citas – generalmente sin comentarios – al boletín.
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Elijo N° 19. No se puede estar siempre pensando en lo que habría podido ser. Es una tracan que nos vienen por tradición
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