Artículo de Opinión
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¿Cuál es -a su juicio- el principal atributo que debe
tener un alcalde?
por Teresa Marinovic
Vial. Licenciada en Filosofía
Columnista de Últimas
Noticias y El Mostrador.
¿Cuál es -a
su juicio- el principal atributo que debe tener un alcalde? Esa fue la pregunta
de una encuesta en que la mayoría de las menciones la obtuvo la palabra
honestidad. Lo que distinguiría a un buen acalde de uno malo sería, por tanto,
la honradez.
La misma
respuesta- sin embargo- podría aplicar a cualquier cargo público e incluso a
cualquier otra forma de relación humana ¿O acaso no es honestidad lo que se
espera como mínimo del marido, del hijo, del empleado, del sacerdote, del
almacenero y, en general, de cualquier individuo?
El problema
se produce al momento de sacar conclusiones o de interpretar los datos. Por
ejemplo, el hecho de que el 67% de los consultados (me refiero ahora a otra
encuesta) diga saber poco o nada acerca de los servicios y las labores que
cumple su propio municipio, explica en parte, quizá, el carácter excesivamente
genérico de la respuesta acerca del atributo principal de un alcalde.
En todo
caso, es evidente que la percepción generalizada de la política como un club de
amigos, financiado con dinero de los contribuyentes, puede ser más determinante
aún en la aspiración de honradez que expresa la ciudadanía.
Para qué
decir si el club en cuestión es hermético… salvo para la familia. Solo para
efectos ilustrativos, tanto en las comunas de Viña del Mar como de La Pintana,
los alcaldes respectivos tienen dentro de los concejales (o sea, de los
fiscalizadores) a un hermano. Esa es, quizá, la forma más burda de nepotismo.
La más común, en cambio, es la contratación a honorarios que se hace de
familiares y correligionarios. Todo, mientras los datos de otro estudio señalan
que la crítica principal de los vecinos a su municipio tiene que ver con la
burocracia y la falta de preparación de los funcionarios.
La
honestidad no es -no puede ser- el atributo principal de un alcalde. Será
condición necesaria, pero en ningún caso suficiente. Y las cosas andan mal
cuando lo que una mujer espera de un hombre es que no la golpee; un empleado de
su jefe, que no lo explote; o una madre se da por satisfecha porque su hijo no
es delincuente. Andan mal, andan patas arriba, cuando lo que debería ser el
piso, se transforma en techo. Eso es lo que pasa hoy con la política.
Fuente: Edición del 17.10.2016. Diario Ultimas
Noticias.
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La ley entrega prácticamente plenas atribuciones a los alcaldes por lo que alcalde malo es igual 4 años perdidos, salvo eventual destitución. A despertar algarrobinos.
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