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domingo, 12 de noviembre de 2017

EL DEBER DE VOTAR. Artículo de Opinión de Agustín Squella

Artículo de Opinión
(Las opiniones vertidas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan, por tanto, el pensamiento ni la línea editorial de este Diario)

Columna El Mercurio de Valparaíso. Noviembre 12, 2017

¿Quién quiere oír hablar hoy de deberes? Desde hace ya su buen tiempo vivimos la era de los derechos, la afortunada época de los derechos, mas no al precio de olvidar nuestros deberes y creer que la vida en sociedad reconoce solo los primeros y no impone ninguno de los segundos.


por Agustín Squella Narducci. (*)
El deber de votar

Votar en las elecciones para elegir representantes es un derecho. Un derecho político de primera importancia. Un derecho fundamental, asimismo, y no cualquier derecho. El punto es que también puede ser considerado un deber, un deber en conciencia, e incluso un deber legal, como ocurrió en Chile hasta que nuestro Congreso Nacional sustituyó el sistema de inscripción voluntaria y voto obligatorio por el de inscripción automática y voto voluntario. Una decisión que envío a los ciudadanos, especialmente a los más jóvenes, un mensaje tan frívolo como este: no se molesten en inscribirse y tampoco se molesten en ir a votar el día de las elecciones.

De más está decir que un derecho puede ser también un deber. Así acontece, por ejemplo, con la educación, que, hasta cierto nivel, es tanto un derecho como una obligación, y con la asistencia a clases de los estudiantes de educación básica y media, quienes tienen derecho a asistir a clases, pero que, a la vez, tienen la obligación de hacerlo. La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, de 1948, en su artículo XX, estableció que "toda persona tiene el derecho de tomar parte en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes, y de participar en las elecciones populares", mientras que el articulo XXXII, declara que "toda persona tiene el deber de votar en las elecciones populares del país de que sea nacional".

Pero, ¿quién quiere oír hablar hoy de deberes? Desde hace ya su buen tiempo vivimos la era de los derechos, la afortunada época de los derechos, mas no al precio de olvidar nuestros deberes y creer que la vida en sociedad reconoce solo los primeros y no impone ninguno de los segundos. Otro deber indiscutible, pero que suele ser evadido o eludido, en especial por las grandes fortunas, es el de pagar los impuestos que se hayan establecido en el país de que se trata.

Hay muchos motivos que pueden explicar la alta abstención que tuvimos en las elecciones ya celebradas bajo el nuevo sistema de voto voluntario. La abstención puede ir de la mano con motivos tan pueriles como me dio lata, me quedé dormido, estuve en un asado, hasta razones que tienen que ver con el desencanto con la actividad política, el malestar con las instituciones, la falta de confianza en la clase política, la idea de que el resultado de una elección no tendrá ningún efecto en nuestras vidas, el rechazo al sistema político y económico que predomina en el país, y así. Es tal la variedad de interpretaciones que puede hacerse de la abstención que esta pierde por ello parte de su importancia política. En cambio, el voto en blanco, que consiste en no marcar ninguna preferencia, tiene una sola interpretación posible: al votante no le gusto el menú que le ofrecían y ninguno de los candidatos le pareció adecuado para el cargo de que se trata.

En nuestras elecciones del día 19 habrá nuevamente una alta abstención, como la habrá también en la segunda vuelta presidencial. Las campañas de los distintos candidatos han sido más bien mediocres y eso va a conspirar contra la decisión de ir a las urnas. Mala cosa, creo yo, porque la mejor forma de protestar contra eso, si no se quiere marcar una preferencia, es ir y hacerlo en blanco.

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(*) Abogado, periodista y doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Ex rector y profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad de Valparaíso. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Políticas y Morales del Instituto de Chile. Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (2009). Autor, entre otros, de los libros “Democracia, derechos humanos y positivismo jurídico”, “Introducción al Derecho”, “Filosofía del Derecho”, “Deudas intelectuales”, “Lugares sagrados”, “Igualdad”, “Libertad”.

Fuente: Diario El Mercurio de Valparaíso.  Edición 12 Noviembre 2017. Página 6

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